El 18 de noviembre de 2009, la Sala Nueva, abarrotada de público, fue el escenario de la segunda presentación de “El manuscrito de San Florián”.
El poeta, artista plástico y coordinador del grupo de poesía del Círculo de Bellas Artes, Alfredo Piquer Garzón, presentó a los ponentes, la escritora Montserrat Cano Guitarte y el editor de la novela, Carmelo Segura. Seguidamente, se centró en los autores y su biografía y dedicó un especial apartado a comentar brevemente la obra pictórica de la autora, Maria Jesús Leza, deteniéndose en los grabados sobre la historia de la princesa Astrid que pueden contemplarse en el blog.
Montserrat Cano Guitarte analizó con bastante detenimiento la obra que se presentaba. Ante la pregunta, lanzada en el blog de la misma por Aureliano Cañadas, respecto a si se trata de una novela de intriga, una novela social una novela de recreación histórica, la escritora afirmó que estamos ante una obra que responde a la necesidad más que al interés comercial de le elección de un determinado género. La novela refleja, ante todo, la necesidad expresarse, de contar, de dejar constancia de una historia o de unos determinados hechos. Para ilustrarlo, citó un fragmento donde se constata claramente esta idea que, según la escritora, es la razón principal de la obra y que los autores, consciente o inconscientemente, ponen en el pensamiento de Silvia, la protagonista de la novela.

“Y se preguntó cuántas vidas, durante tantos años, habían albergado esas casas tan antiguas: miles de historias, muchas de ellas apasionantes, que habían desaparecido para siempre porque nadie las había escrito. Esas historias que, ahora, eran como fantasmas desesperados cuya presencia sentía en esas viejas calles y que tal vez intentaban gritarle y suplicarle. Pero no podían. Porque ya no existía memoria que las retuviera en un cuerpo de hombre o de mujer, y a través del que pudieran gritar o suplicar(...) Sí, estaba decidida: sería escritora. No permitiría que todo eso que guardaba en su memoria se perdiera para siempre...”

El acto finalizó con la lectura de algunos fragmentos de la obra, realizada por los propios autores, Jorge Díaz-Leza y María Jesús Leza que, tras un corto coloquio, centrado en el origen y escritura conjunta de su novela, firmaron ejemplares a los asistentes.